La música en el desarrollo de los niños

Los primeros tres años de la vida de un niño representan un periodo importante en el futuro de todo individuo, ya que allí se establece esa relación especial entre padres e hijos llamada “apego”. La música puede contribuir a fortalecer este vínculo y lograr que se convierta en una relación sana y operativa.
En todo el mundo, cuando los padres le hablan a sus hijos pequeños, ajustan sus voces para hacerlas más suaves, más rítmicas, más musicales.
La música puede ser un vehículo para el desarrollo integral del niño que abarque las áreas cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, del lenguaje, así como de la capacidad de lectura y escritura.
Recurso atractivo. Es conveniente trabajarla desde todas sus dimensiones, ya que no solo se debe limitar al estudio musical en sí mismo, sino también es conveniente favorecer un acercamiento y disfrute al proceso musical, que puede estar globalizado en los demás aprendizajes de las diferentes áreas, que se produzcan en el aula.
Sin obligar. Nunca hay que planteársela como una actividad que deben hacer. Tanto la música como el baile deben formar parte de un aprendizaje lúdico. De otro modo el niño podría desarrollar cierto rechazo hacia este estímulo, privándose así de los muchos beneficios que puede reportarle para la vida intelectual.
Estimula su inteligencia. La música es ritmo y el ritmo y los compases, combinaciones numéricas. Hay estudios que confirman que los niños que se aficionan a la música desde pequeñitos tienen más facilidad para aprender los números y los primeros conceptos matemáticos.
Rutina. Si cuando dibuja le ponemos una música, cuando se va a acostar, otra, y cuando le apetece bailar, otra, establecerá asociaciones entre la música y sus actividades, algo que le ayudará a establecer rutinas, sentando así las bases de una futura disciplina que le servirán también para sus estudios. □