El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, afirmó este sábado que Rusia ha demostrado, una vez más, que no tiene intención de poner fin a la guerra, luego de una de las ofensivas más intensas registradas en los últimos meses. Durante la noche, el Ejército ruso lanzó cerca de 500 drones y alrededor de 40 misiles contra territorio ucraniano, apuntando principalmente a infraestructuras energéticas y zonas civiles, según confirmó el propio mandatario.
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Los ataques, que se produjeron en plena temporada navideña y a pocas horas de un encuentro clave con autoridades estadounidenses, dejaron víctimas mortales, miles de personas sin servicios básicos y un nuevo llamado de Zelenski a la comunidad internacional para que incremente la presión sobre Moscú.
Ataques masivos con drones y misiles durante la noche
De acuerdo con las declaraciones oficiales, Rusia ejecutó un ataque aéreo coordinado utilizando casi 500 drones y decenas de misiles, una cifra que refleja la magnitud del bombardeo. Las acciones militares se concentraron en infraestructuras críticas, como centrales eléctricas, así como en zonas residenciales, provocando incendios y severos daños materiales.
Zelenski denunció que los ataques no solo buscan causar destrucción inmediata, sino también afectar a la población civil en pleno invierno, cuando el suministro eléctrico y de calefacción resulta vital para millones de personas.
Infraestructura energética bajo fuego
Uno de los principales objetivos del ataque ruso fue el sistema energético ucraniano. Varias centrales eléctricas resultaron dañadas, lo que provocó cortes masivos de electricidad y calefacción. Las autoridades locales confirmaron que cientos de miles de ciudadanos quedaron sin suministro durante varias horas, mientras los equipos de emergencia intentaban restablecer los servicios.
Según testimonios recogidos en Kiev y otras regiones afectadas, las explosiones se escucharon durante gran parte de la madrugada, generando pánico entre los residentes y obligando a miles de personas a refugiarse en sótanos y estaciones de metro.
Víctimas y daños tras el ataque en Kiev
El ataque más grave se registró en la capital ucraniana. En Kiev, una mujer de 47 años murió como consecuencia del bombardeo, según informó el gobernador de la región, Mikola Kalashnik. Además, al menos once personas fueron hospitalizadas con heridas de diversa consideración, de acuerdo con datos proporcionados por la alcaldía.
Las autoridades regionales señalaron que alrededor de 320.000 personas quedaron sin corriente eléctrica, lo que agravó la situación humanitaria en medio de las bajas temperaturas.
Alerta antiaérea y explosiones durante horas
La alerta antiaérea se mantuvo activa durante varias horas tras las primeras explosiones. Reporteros internacionales constataron fuertes detonaciones durante la noche y la madrugada, mientras las defensas antiaéreas ucranianas intentaban interceptar los proyectiles lanzados por Rusia.
Las imágenes difundidas por las autoridades y medios locales mostraron edificios dañados, viviendas incendiadas y calles cubiertas de escombros, reflejando el impacto del ataque sobre áreas densamente pobladas.
Zelenski acusa a Rusia de prolongar el conflicto
Tras el bombardeo, Zelenski fue contundente en su mensaje. A través de la red social X, aseguró que las acciones rusas confirman que Moscú “no quiere poner fin a la guerra” y que, por el contrario, busca intensificar el sufrimiento de la población ucraniana.
“Si Rusia convierte incluso la Navidad y el Año Nuevo en una época de casas destruidas, apartamentos incendiados y centrales eléctricas en ruinas, entonces esta acción repugnante solo podrá responderse con medidas realmente enérgicas”, escribió el mandatario, instando a Estados Unidos y Europa a adoptar una postura más firme.
Llamado a una mayor presión internacional
El presidente ucraniano pidió a los aliados occidentales que incrementen las sanciones y el apoyo militar, argumentando que solo una respuesta contundente podría frenar la ofensiva rusa. Según Zelenski, Moscú aprovecha cualquier contexto, incluso fechas simbólicas, para intensificar sus ataques y enviar un mensaje de intimidación.
Las declaraciones se produjeron en un contexto de crecientes debates en Occidente sobre la continuidad del apoyo a Ucrania y la búsqueda de una salida negociada al conflicto.
Reunión clave entre Zelenski y Donald Trump
El ataque ocurrió en la víspera de una reunión prevista en Florida entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y Volodímir Zelenski. En este encuentro, ambos líderes tienen previsto dialogar sobre un plan promovido por Estados Unidos para poner fin al conflicto, que en febrero cumplirá cuatro años desde el inicio de la invasión rusa.
Antes de partir hacia Estados Unidos, Zelenski reiteró que los bombardeos recientes demuestran la falta de voluntad de Rusia para negociar de buena fe.
Un conflicto que se acerca a los cuatro años
La guerra en Ucrania, iniciada en febrero de 2022, se ha convertido en uno de los conflictos más prolongados y devastadores de Europa en décadas. A lo largo de estos años, los ataques contra infraestructuras civiles y energéticas se han repetido, especialmente durante los meses de invierno.
Según Zelenski, los rusos “buscan aprovechar cualquier oportunidad para causar aún más sufrimiento a Ucrania y aumentar su presión sobre otros países del mundo”, una estrategia que, afirmó, requiere una respuesta coordinada de la comunidad internacional.
Preguntas frecuentes sobre la ofensiva rusa
¿Por qué Rusia intensificó los ataques en este momento?
Las autoridades ucranianas sostienen que Rusia intenta debilitar la infraestructura energética y presionar políticamente a Ucrania y a sus aliados, aprovechando el contexto invernal y las discusiones diplomáticas en curso.
¿Qué impacto tuvieron los ataques en la población civil?
El bombardeo dejó al menos una víctima mortal, varios heridos y cientos de miles de personas sin electricidad ni calefacción, afectando gravemente la vida cotidiana de la población, especialmente en Kiev.
¿Qué espera Zelenski de Estados Unidos y Europa?
Zelenski ha pedido un aumento de la presión diplomática y económica sobre Moscú, así como un mayor respaldo militar, al considerar que Rusia no muestra señales reales de querer detener la guerra.
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