La noche del 24 de noviembre, los presidentes Xi Jinping y Donald Trump mantuvieron una conversación telefónica que abordó los asuntos más delicados de la agenda entre China y Estados Unidos. Durante el diálogo, ambos líderes destacaron la importancia de preservar la estabilidad política entre las dos mayores potencias del mundo, así como de mantener el tono cooperativo alcanzado tras su encuentro más reciente.
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Xi recordó que aquella reunión previa permitió «recalibrar el rumbo del gigantesco barco» de la relación bilateral, subrayando que, desde entonces, los lazos entre Pekín y Washington han seguido «una trayectoria estable y positiva». Trump, por su parte, elogió al mandatario chino, calificándolo como “un gran líder” y asegurando que ambos gobiernos están cumpliendo “todos los elementos de lo acordado en Busan”. La conversación se caracterizó por un intercambio más diplomático de lo habitual y por mensajes públicos que resaltaron la necesidad de evitar confrontaciones innecesarias.
Taiwán, el punto más sensible de la agenda
Uno de los temas centrales fue la situación de Taiwán, cuestión que Pekín considera irrenunciable. Xi Jinping afirmó que “el retorno de Taiwán a China forma parte del orden internacional instaurado tras la Segunda Guerra Mundial”, aludiendo al marco geopolítico pactado por las potencias vencedoras del conflicto. El presidente chino recordó que Estados Unidos y China “combatieron juntos contra el fascismo y el militarismo”, insinuando que Washington debería actuar en consonancia con los compromisos históricos que ayudó a construir.
Xi enfatizó que, ante el contexto global actual, es fundamental que ambas naciones protejan “la victoria obtenida tras la Segunda Guerra Mundial”, en clara referencia a la política de “una sola China”. Trump respondió con un mensaje diplomático que reconoció la relevancia del asunto, señalando que Estados Unidos “comprende la importancia de Taiwán para China”, sin realizar concesiones específicas sobre su postura.
China insiste en una solución negociada para la guerra en Ucrania
Otro punto tratado fue el conflicto en Ucrania. Xi Jinping reafirmó que China “apoya todos los esfuerzos que conduzcan a la paz” y expresó su deseo de que las partes involucradas “superen sus diferencias y alcancen un acuerdo de paz justo, duradero y vinculante”. Con esta declaración, Pekín mantuvo su narrativa de presentarse como un actor neutral que apuesta por una salida negociada.
El presidente chino también mencionó la necesidad de “resolver la crisis desde su origen”, una frase que refleja la visión de Pekín de que el conflicto está relacionado con la estructura de seguridad europea y con el papel de la OTAN. El comunicado chino no detalla la respuesta estadounidense, lo que sugiere que Washington no modificó su posición durante la llamada.
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La tregua comercial, un asunto que no fue mencionado abiertamente
Aunque la guerra comercial y las tensiones económicas han marcado la relación bilateral en los últimos años, la transcripción oficial divulgada por China no hace referencia directa a negociaciones comerciales ni a los acuerdos pendientes entre ambos países. La declaración más cercana a esta materia fue la afirmación de Xi sobre la necesidad de “ampliar la cooperación y reducir los problemas”, una frase amplia que puede interpretarse en sentido económico, pero que no menciona explícitamente aranceles o discusiones sobre su tregua comercial.
La llamada entre Xi Jinping y Donald Trump se produce en un contexto global cargado de tensiones y reacomodos estratégicos. El tono moderado y diplomático de la conversación contrasta con episodios previos de confrontación, y deja abierta la interrogante sobre si ambos gobiernos buscarán avanzar hacia un periodo de mayor estabilidad o si las diferencias estructurales seguirán marcando el rumbo de su relación en los próximos meses.
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