El presidente estadounidense Donald Trump autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a preparar operaciones encubiertas en Venezuela, en medio de una creciente presencia militar de Estados Unidos en el mar Caribe y una escalada de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro. De acuerdo con testimonios citados por The New York Times, la aprobación forma parte de una estrategia más amplia destinada a abrir múltiples vías de acción, desde negociaciones indirectas hasta posibles operaciones militares selectivas.
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Presión militar y aprobación de operaciones secretas
Con el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe, el gobierno de Donald Trump reforzó su postura frente a Venezuela. Informes señalan que el mandatario dio luz verde a la CIA para desarrollar medidas encubiertas dentro del país sudamericano, acciones destinadas a preparar el terreno para escenarios más amplios que podrían incluir sabotajes u operaciones cibernéticas, psicológicas o informativas.
Aunque no se han detallado los alcances de estas operaciones ni el momento en que podrían ejecutarse, fuentes consultadas afirman que se trata de una fase preliminar dentro de una campaña que busca aumentar la presión sobre Maduro sin recurrir todavía al despliegue de fuerzas terrestres estadounidenses.
Opciones militares y objetivos estratégicos
En paralelo a las iniciativas de inteligencia, los planificadores militares norteamericanos han elaborado listas de posibles objetivos vinculados al narcotráfico, así como unidades militares cercanas a la cúpula de Maduro que podrían ser atacadas si la Casa Blanca ordena una acción ofensiva. La posición de Donald Trump frente a estas alternativas no ha sido definida públicamente, aunque el mandatario sostuvo dos reuniones en la Sala de Situación de la Casa Blanca para evaluar los distintos escenarios con sus asesores más cercanos.
El despliegue militar actual —parte de la operación “Lanza del Sur”— es la mayor movilización estadounidense en el Caribe desde la crisis de los misiles en Cuba. Con 15.000 soldados distribuidos en buques de guerra, bases en Puerto Rico y unidades anfibias, la presencia militar añade presión y prepara el terreno para una eventual acción más contundente.
Negociaciones discretas con Maduro
Pese al endurecimiento de la postura pública, el gobierno de Donald Trump ha mantenido contactos indirectos con Nicolás Maduro en busca de alternativas diplomáticas. Estas conversaciones informales, según fuentes citadas por The New York Times, incluyeron una propuesta del mandatario venezolano de dejar el cargo tras un periodo de transición de dos a tres años, oferta que fue rechazada por Washington.
En dichos intercambios, Maduro habría expresado además su disposición a ofrecer acceso preferencial a la riqueza petrolera venezolana a empresas energéticas estadounidenses, algo que coincide con comentarios privados del propio Trump sobre la importancia geopolítica del petróleo venezolano.
“Es posible que mantengamos conversaciones con Maduro, y ya veremos cómo resultan”, dijo Trump recientemente, reconociendo en parte la existencia de estas negociaciones indirectas.
Designación del Cartel de los Soles y presión política
La ofensiva de Washington no se limita al ámbito militar y diplomático. El Departamento de Estado anunció que designará al llamado Cartel de los Soles como organización terrorista, una medida que, aunque controvertida, permite considerar a sectores del gobierno venezolano como actores terroristas y abre la puerta a acciones más severas. Para los estrategas del gobierno de Donald Trump, esta clasificación ofrece un marco legal para una intervención más amplia, aunque también sirve como mecanismo de presión política.
Las declaraciones recientes del mandatario han dejado abierta prácticamente cualquier opción. Trump afirmó que no descarta la presencia de fuerzas terrestres en Venezuela y que mantiene abiertas todas las posibilidades, desde las negociaciones hasta la acción militar.
Operaciones contra embarcaciones sospechosas y cuestionamientos legales
En los últimos meses, Estados Unidos ha llevado a cabo 21 ataques contra embarcaciones que, según el gobierno, estaban involucradas en tráfico de drogas. Estos operativos han dejado un saldo de al menos 83 personas fallecidas. A pesar de que Donald Trump aseguró que existe “información sustancial de inteligencia” que los respalda, funcionarios militares han admitido ante el Congreso que las embarcaciones transportaban principalmente cocaína, no fentanilo, como inicialmente afirmó la Casa Blanca.
La ausencia de autorización del Congreso para estos ataques ha generado críticas de legisladores y expertos legales, quienes advierten que se estaría actuando contra posibles civiles sospechosos, sin un marco jurídico claro.
Un escenario incierto para el futuro de Venezuela
Aunque la tensión entre Washington y Caracas continúa, las conversaciones discretas y la preparación de múltiples estrategias reflejan que la Casa Blanca busca mantener abiertas todas las posibilidades. Las opciones van desde un acuerdo diplomático que permita mayor acceso de empresas estadounidenses al petróleo venezolano, hasta una transición en la que Maduro abandone el poder o incluso una intervención más drástica encabezada por Estados Unidos.
Las operaciones encubiertas de la CIA, cuya naturaleza aún no se conoce, serían un paso previo a cualquier acción militar directa. Aunque la presión continúa aumentando, no hay claridad sobre cuál será la decisión final de Donald Trump, quien alterna entre la posibilidad de una negociación y la de un endurecimiento aún mayor de su política hacia Venezuela.











