Científico en computación cuestionó que el Gobierno combata la pandemia del coronavirus sin evidencia científica, además de poner excesivas trabas burocráticas.
Recientemente el presidente Martín Vizcarra anunció la prohibición de las reuniones familiares y el ingreso a cuarentena estricta en cinco regiones: Arequipa, Ica, Junín, Huánuco y San Martin; así como en 34 provincias de otros departamentos. Asimismo, anunció el retorno de la inmovilización social obligatoria los domingos debido al repunte de los contagios de coronavirus. Sin embargo, estas estrategias han sido cuestionadas por diversos especialistas.
En entrevista exclusiva con El Tiempo, el ingeniero científico en computación, Ragi Burhum, lamentó que el Gobierno esté tomando decisiones basadas en opiniones y no en evidencia científica; además de la falta de transparencia con respecto al avance de la pandemia.
-En una extensa carta al presidente, la Defensoría del Pueblo cuestionó el retorno a la inmovilización obligatoria los domingos, para frenar el avance del COVID-19. ¿Usted también está en desacuerdo con esta medida?
La Defensoría del Pueblo no es la única: hay varios que cuestionan la medida, incluyéndome a mí y a varios epidemiólogos. El problema es que hay aire de que están tomando decisiones, no basados en datos ni en ciencia, sino en opiniones. Cuando pedimos información al Gobierno sobre en qué se basan, solo se dice que es “obvio”. Si vamos a ceder nuestros derechos, lo básico es que haya una justificación sustentada.
Lo que sabemos del pasado es que [la inmovilización total en domingo] generó aglomeraciones los lunes y sábados. Hay gente que trabaja de lunes a sábado y solo puede comprar el domingo. ¿Por qué no se inmoviliza otros días?, ¿porque los domingos se juntan las familias? Esa no es una solución, sino una reacción basada en una opinión. Si van a entrar en el juego de suspender derechos, que se basen en datos.
-Claro, ya tenemos la experiencia pasada de que la inmovilización obligatoria los domingos no fue eficaz, ¿entonces por qué el Gobierno persiste en ello?
No necesariamente diría que la medida no sirvió de nada, sino que tiene otras consecuencias. Y es que si lo vas a aplicar, no tiene sentido aplicarlo a todo el país. Hay que tener una estrategia de cuarentena focalizada, que esté basada en evidencia científica y no en opiniones.
-Exacto, se restringen nuestros derechos al libre tránsito, la economía se paraliza, y no nos dan una razón contundente sobre ello.
Necesitamos un sustento. Entiendo que al comienzo de la pandemia no tuviéramos bastante información. Luego de Bélgica, nosotros éramos el segundo país en el mundo con más muertes por cada cien mil habitantes. Pero ahora Bélgica usa su registro para hacer cálculos, y nosotros seguimos usando un subregistro. Tenemos un problema de estrategia porque no están basados en datos.
Y ni siquiera podemos decir que es un problema de generación de datos, porque esos los tiene el Centro de Epidemiología del Minsa: existen, pero es un problema de transparencia, no los comparten. Tampoco podemos entrar en excusas de que el problema es estructural -que también es cierto- porque la gente del Colegio Médico está dispuesta a ayudar, pero el Gobierno está ignorando a la gente de ciencia.
-Ya tenemos un equipo de médicos en la Universidad Peruana Cayetano Heredia que está desarrollando pruebas moleculares, pero no han sido escuchados por el Gobierno.
Es [Edward] Málaga, que tiene problemas de burocracia para pasar de una fase a la otra. Él pide hojas de protocolos que no se las dan o se demoran en dárselas. Demoran con los trámites y, cuando pide reuniones, se las agendan para una semana después. Estamos en guerra y cientos de peruanos mueren cada día.
Es una guerra y estamos empujando burocracia innecesaria. Lo pensamos así: estamos en medio de una batalla y, para que muevas tu tanque, tienes que llenar documentos, ponerlos en la mesa de partes y esperar una respuesta; luego recién puedes moverlo.
-Y la consecuencia de estas trabas es que somos uno de los países con peores resultados en la lucha contra la COVID-19. ¿Qué otra observación puede hacer?
El peor, somos el peor país. Porque no hemos seguido las estrategias internacionales, algo tan básico como el rastreo de contactos, técnica que se ha usado por cientos de años; es una estrategia básica y se ha ignorado. Dijeron que como no podían hacer el rastreo de manera digital, entonces no lo hacían y ya. Por otro lado, para medir la gravedad del asunto se necesitan pruebas moleculares, no rápidas. Pienso que es netamente un problema de gestión.
-Se le ha pedido al Estado un reenfoque de su estrategia de lucha contra la pandemia, pero vemos que eso no sucede. ¿Ahora qué rol nos toca jugar?
Vemos que ya existe una reacción por parte de la Iglesia y de los alcaldes: quieren autoorganizarse para hacer el trabajo de rastreo de contagios. El lado civil del Perú ya se está organizando para responder a la pandemia.
Eso debió ser desde el comienzo, el Gobierno debió trabajar con los líderes locales, pero ahora estos están empezando a trabajar solos para llenar ese hueco del Gobierno. Los resultados los veremos el siguiente mes. En la propuesta “Resucita Perú ahora”, de la Iglesia, vemos a los civiles organizándose para responder; y también lo hacen grupos locales. Eso es positivo.
-Este Gobierno usaba mucho la estrategia de culpar a la población por los contagios, en vez de reconocer su responsabilidad. Ahora vemos que la población sí responde y responde bien.
Nunca me ha gustado ese mensaje que aprovecha el fatalismo al que estamos acostumbrados como sociedad. Es muy fácil que una persona proponga algo y no se le escuche. Dicen que el Perú es desordenado, que aquí no se puede porque somos así. Pero el Gobierno puede influenciar en cómo la población reacciona. No solo con la campaña “Quédate en tu casa”, sino dar más soportes y explicar. No puede echarles la culpa porque deben trabajar, deben comer; entonces el Estado debe tener un soporte focalizado.
-¿Aún estamos a tiempo de trabajar con el rastreo de contactos y cercos epidemiológicos?
Claro que sí. Es un comentario innecesario el que diga que ya no se puede hacer. Desde marzo hemos intentado que se haga, pero en ese momento no se pudo porque había confusión de algunos expertos, estaban peleando por si hacerlo o no.
Otra cosa que se obvia es que no luchamos contra una pandemia, sino contra varias: hay lugares en los que sí se puede hacer rastreo; otros donde se necesita volver a una cuarentena por 15 días, con soporte estatal. Tenemos que dar medidas según la realidad de cada lugar.