José Antonio Kast se perfila como el contendor de Jeannette Jara en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile, un proceso marcado por la preocupación ciudadana ante el avance del crimen organizado y el aumento de la violencia en el país. Ambos candidatos buscan suceder al presidente Gabriel Boric en un escenario político fuertemente influenciado por el debate sobre seguridad y migración.
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Una campaña enfocada en medidas extremas de control territorial
A sus 59 años, Kast, referente de la ultraderecha chilena y admirador públicamente reconocido de Augusto Pinochet, ha construido su campaña sobre propuestas de corte radical. Entre ellas destaca la construcción de un muro fronterizo y la apertura de una zanja en zonas estratégicas para impedir ingresos irregulares. También plantea el despliegue de tres mil militares en regiones críticas, la creación de megacárceles inspiradas en el modelo salvadoreño y el endurecimiento de penas para delitos vinculados al crimen organizado.
“El miedo cambiará de lado. Los que deberán preocuparse serán los narcotraficantes y los terroristas”, afirmó durante el último debate presidencial, reforzando su mensaje de mano dura. Especialistas señalan que su crecimiento electoral responde a un fenómeno internacional que ha fortalecido a movimientos ultraconservadores en contextos de crisis migratoria y aumento de la delincuencia.
Un liderazgo marcado por su historia familiar y su estilo político
Kast proviene de una familia cuya trayectoria ha sido objeto de amplios debates. Es hijo de un exsoldado del Ejército nazi y hermano de un exministro del régimen de Augusto Pinochet. En 2019 fundó el Partido Republicano, una organización de ultraderecha diseñada bajo su estilo personal, caracterizado por un discurso disciplinado y un fuerte control sobre la dirigencia, según explica la académica Javiera González, coautora del libro “Kast, el mesías de la derecha chilena”.
El candidato mantiene una imagen sobria: traje oscuro, camisa blanca y corbata, un sello que ha llevado a lo largo de sus tres campañas presidenciales. Su oferta política se resume en la lucha frontal contra la delincuencia, la migración irregular y la promesa de restituir el orden mediante un aumento significativo del poder operativo de las fuerzas policiales.
Seguridad personal reforzada y propuestas de expulsión masiva
Kast reconoció públicamente que posee un revólver de cinco disparos y ha manifestado su intención de ampliar el arsenal disponible para la policía. En uno de sus recientes actos de campaña ofreció su discurso detrás de un vidrio blindado, en un gesto que buscó subrayar su mensaje sobre el clima de inseguridad que vive el país.
Uno de los ejes principales de su propuesta es la expulsión masiva de extranjeros sin documentos. En sus actividades proselitistas mantiene una cuenta regresiva que marca los días restantes para implementar su plan en caso de llegar a la presidencia. “Si no se van por su cuenta, los vamos a buscar para expulsarlos”, ha repetido, reafirmando un discurso que apela al electorado preocupado por el deterioro de la seguridad pública.
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Con las encuestas mostrando una contienda estrecha, la segunda vuelta se perfila como una de las más polarizadas en los últimos años, con la seguridad ciudadana como el centro del debate y dos visiones opuestas sobre el rumbo que debe seguir Chile.
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