El Parlamento Europeo vivió una jornada marcada por la emoción tras el testimonio de Roman Oleksiv, un niño ucraniano de 11 años que relató ante los legisladores la pérdida de su madre durante un bombardeo ruso contra un hospital en 2022. Sus palabras, que dieron un rostro humano al impacto de la guerra en la infancia, provocaron que la intérprete encargada de traducir su intervención no pudiera contener las lágrimas.
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Durante la sesión, Roman recordó la última vez que vio a su madre, fallecida el 14 de julio de 2022 tras el ataque al centro de salud. Al escuchar su relato, la traductora se quebró en pleno discurso y pidió disculpas por la emoción, una escena que conmovió al hemiciclo y se difundió ampliamente en redes sociales.
El ataque ocurrió en un hospital del centro de Ucrania, alcanzado por un misil. La madre del menor murió en el lugar y Roman resultó gravemente herido. Desde entonces, atravesó un largo proceso médico para recuperarse de las consecuencias del bombardeo.
Con el paso del tiempo, su historia se transformó en un ejemplo de fortaleza. Roman encontró en el baile de salón una forma de expresión y superación, disciplina en la que logró destacarse a nivel internacional. Su recorrido fue retratado en un documental premiado y recibió un reconocimiento especial del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
La intervención del niño en Bruselas se dio en un contexto de creciente preocupación por las consecuencias humanitarias del conflicto, especialmente en los menores. Su testimonio y la reacción de la intérprete pusieron en primer plano la dimensión humana de la guerra y generaron un fuerte impacto entre los eurodiputados y la opinión pública.
Ante el Parlamento, Roman llamó a la unidad y a no rendirse, subrayando la importancia de seguir apoyando a los niños de Ucrania. Sus palabras fueron recibidas con aplausos. Su padre, Yaroslav, destacó el esfuerzo de su hijo y el trabajo del personal médico que hizo posible su recuperación.
Tras pasar un año en Alemania sometiéndose a tratamientos y rehabilitación, Roman regresó a Ucrania junto a su padre, decidido a reconstruir su vida después de sobrevivir a la violencia del conflicto.











