Una estudiante de Londres nunca imaginó que un malestar general que al principio confundió con una simple gripe terminaría poniendo en serio riesgo su vida en pocos días. Lo que parecía ser un resfriado acompañado de dolor de cabeza se transformó rápidamente en una emergencia médica que obligó a intervenirla de urgencia. La afectada, Sophie Bell, de 17 años, vio cómo su situación se deterioraba hasta requerir una delicada cirugía neurológica.
Al inicio, Sophie presentaba dolor de cabeza constante, agotamiento extremo y una marcada debilidad. Durante varios días intentó aliviar sus síntomas con analgésicos comunes como el paracetamol, convencida de que solo era un cuadro pasajero.
“Jamás pensé que un resfriado pudiera terminar así. Creía que con paracetamol estaría mejor. Hubo una semana en la que ni siquiera podía levantarme de la cama por el dolor”, contó la joven a The Sun.
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Creyó que solo era un resfriado, pero su estado empeoró
El 29 de octubre, Sophie despertó con su ojo izquierdo muy inflamado y sobresalido de manera alarmante. Su madre, Carol, supuso en un inicio que la hinchazón se debía a que su hija se había frotado demasiado el ojo. Sin embargo, con el paso de las horas, el abultamiento aumentó y aparecieron síntomas más graves: secreción con pus, dolor intenso y visión borrosa. Alarmadas, acudieron a un centro de atención inmediata, donde le recetaron antibióticos por lo que parecía una infección.
“Pasé todo el fin de semana en un cuarto oscuro porque el dolor era insoportable”, relató Sophie. Pese a los medicamentos, su situación no mejoró; de hecho, el dolor se volvió más fuerte y su visión se volvió cada vez más limitada. Ese fin de semana, prácticamente no pudo salir de su habitación debido a la sensibilidad a la luz.
Ante la falta de mejoría, fue derivada al Moorfields Eye Hospital, un reconocido centro especializado en salud ocular del Reino Unido. Allí, los especialistas determinaron que era necesario trasladarla urgentemente al The Royal London Hospital para exámenes más exhaustivos.
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Fue diagnosticada con una infección ocular grave
La intervención de una conocida de la familia aceleró el proceso. El hermano de Sophie contactó a un compañero de trabajo cuya esposa es oftalmóloga. Tras escuchar los síntomas, la especialista alertó que debía ser evaluada de inmediato por sospecha de celulitis orbitaria, una infección bacteriana peligrosa que afecta los tejidos alrededor del ojo.
Los estudios confirmaron la gravedad del cuadro: lo que empezó como un resfriado había desencadenado una infección en los senos paranasales que se extendió hacia la zona ocular y comenzaba a avanzar hacia el cerebro. Los médicos informaron a la familia que la adolescente corría un riesgo vital y que era necesaria una cirugía cerebral urgente.
“Los médicos dijeron que podía ser mortal”, recordó Sophie. En cuestión de horas, fue preparada para una compleja intervención. Antes de ingresar al quirófano, tuvieron que rasurar parte de su cabeza para permitir el acceso necesario. También le explicaron que existía la posibilidad de sufrir secuelas neurológicas, incluso dificultades de movilidad, dependiendo del resultado.
El mayor temor de los especialistas y de su familia era que la infección evolucionara hacia una meningitis, una de las complicaciones más severas de este tipo de cuadros. “Fue muy angustiante, todos estaban preocupados”, confesó Sophie. Para su madre, la situación resultó devastadora. “Sentí que todo se venía abajo. Me culpaba por no haberla llevado al médico antes”, expresó.
Fue operada durante nueve horas
La operación se prolongó por alrededor de nueve horas e incluyó retirar parte del hueso del cráneo para drenar la infección y reducir la presión causada por las bacterias. Tras la cirugía, Sophie pasó a la unidad de cuidados intensivos, donde permanece con monitoreo estricto.
Aunque su recuperación avanza lentamente, continúa hospitalizada y bajo supervisión médica. Los especialistas coinciden en que actuar con rapidez fue clave para salvar su vida y evitar daños más severos.
La celulitis orbitaria es una infección poco común, pero muy peligrosa. Puede ocasionar pérdida permanente de la visión e incluso poner en riesgo la vida. Usualmente se origina por una sinusitis no tratada a tiempo y afecta los tejidos blandos alrededor del ojo. Sus síntomas más característicos incluyen párpados inflamados y dolorosos, protrusión del ojo, fiebre, dificultad para moverlo, visión doble o reducida, además de un marcado deterioro general.










