A partir de hoy, entró en vigencia la imposición de nuevos aranceles a las importaciones de acero y aluminio, como parte de la estrategia de Donald Trump para reorganizar el comercio y la geopolítica mundial. Esta medida, que busca fortalecer la posición económica y geopolítica de Estados Unidos, ha provocado una rápida reacción internacional.
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En respuesta, la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la Unión Europea) anunció que impondrá aranceles a ciertos productos estadounidenses por un valor de hasta 28,000 millones de dólares. Aunque estas medidas son significativas, se espera que su impacto sea más simbólico que económico. La Comisión Europea calificó la decisión de EE. UU. como «injustificada» y advirtió que podría alterar el comercio transatlántico, elevando los precios y afectando tanto a empresas como consumidores.
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A pesar de las represalias anunciadas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó su disposición a mediar con Washington para reducir las tensiones comerciales. Según von der Leyen, el comisario de Comercio Maros Sefcovic fue instruido para reanudar las conversaciones con las autoridades estadounidenses, con el objetivo de desescalar el conflicto. «En un entorno de incertidumbre geopolítica y económica, no creemos que los aranceles sean la mejor opción para nuestras economías», afirmó la presidenta.
Desde su retorno al poder, Donald Trump ha utilizado los aranceles como una herramienta central para reposicionar a Estados Unidos en la escena económica global, buscando redefinir su relación comercial con diversas regiones, especialmente con la Unión Europea.
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