Mientras el Papa Francisco exhorta a rezar para que cese la ola de violencia en el país caribeño; las poderosas pandillas, que exigen la renuncia del primer ministro de Haití Ariel Henry, siguen controlando gran parte de Puerto Príncipe en medio de violencia y zozobra de la población.
Los hospitales y el aeropuerto se encuentran bajo constante ataque, hay escasez de alimentos e infraestructuras bloqueadas por las bandas criminales.
Por si fuera poco, las pandillas tienen la orden de arrestar a jefes policiales y a ministros.
MANO DURA
Ante esta situación, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ofreció ayer para “arreglar” la crisis de inseguridad y violencia provocada por los grupos armados en Haití.
“Podemos arreglarlo. Pero necesitaremos una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, el consentimiento del país anfitrión y todos los gastos de la misión que cubrir”, escribió Bukele en la red social X, en un mensaje en inglés que fue luego replicado por la Secretaría de Prensa de la Presidencia.
Sin embargo, Bukele no dio ningún detalle de qué haría para “arreglar” la situación de Haití, donde se vive un infierno desde hace una semana por las pandillas armadas, principalmente en la capital Puerto Príncipe, donde han atacado comisarías, tribunales y prisiones, de las que se fugaron miles de presos, lo que ha causado preocupación de la comunidad internacional.
En un país devastado por la corrupción y la violencia, los niños llevan la peor carga ya que no pueden asistir a las escuelas por la escalada de violencia.
RETRASO
Cabe informar que el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) autorizó en octubre pasado el envío de una misión internacional de seguridad a Haití dirigida por Kenia; no obstante, su despliegue se ha visto retrasado por decisiones de la justicia keniana y por falta de financiación.
