Un denso humo negro volvió a salir este jueves de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal clara de que los cardenales reunidos en cónclave aún no han alcanzado el consenso necesario para elegir al nuevo Papa que suceda a Francisco. La escena, seguida por miles de fieles en la Plaza de San Pedro, provocó una mezcla de aplausos y expresiones de desilusión entre los presentes.
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La segunda fumata negra se produce tras cuatro votaciones, sin que ningún candidato haya obtenido los 89 votos requeridos —dos tercios del total de 133 cardenales electores— para convertirse en el nuevo Sumo Pontífice. Este cónclave se inició tras el fallecimiento del papa Francisco, ocurrido el 21 de abril a los 88 años de edad.
El ritual de la fumata es una tradición clave en el proceso de elección papal. El color del humo —negro si no hay acuerdo, blanco si hay nuevo pontífice— se logra mediante la quema de las papeletas junto con compuestos químicos específicos, en una estufa instalada en la Capilla Sixtina.
Hasta que no aparezca el esperado humo blanco, señal inequívoca de elección, la Iglesia Católica continuará sin nuevo líder espiritual, mientras el mundo observa atento cada nueva ronda de votación desde el corazón del Vaticano.











