La política francesa atraviesa un nuevo episodio de inestabilidad. A menos de un año de haber asumido el cargo, el primer ministro François Bayrou se encuentra contra las cuerdas y podría convertirse en el cuarto jefe de gabinete en dimitir en apenas 20 meses, un hecho sin precedentes bajo la Quinta República.
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El detonante de esta crisis es la votación de confianza que Bayrou convocó en el Parlamento, en un intento por sacar adelante un plan de ajuste presupuestario de 44.000 millones de euros, que contempla la eliminación de dos días festivos y el congelamiento del gasto público.
El peso de la deuda y la reforma impopular
Bayrou ha defendido su propuesta como una cuestión de “supervivencia nacional”, advirtiendo que Francia no puede seguir sosteniendo una deuda que, según sus palabras, crece a razón de 12 millones de euros por hora.
No obstante, este plan enfrenta una fuerte resistencia. Fue precisamente la reforma presupuestaria lo que precipitó la salida de su predecesor, Michel Barnier, quien apenas duró tres meses en el cargo.
La dificultad de implementar ajustes fiscales en Francia no es nueva: los recortes son profundamente impopulares y han sido detonantes de protestas sociales y huelgas en el pasado.
Un país dividido tras las elecciones anticipadas
La actual fragilidad del Gobierno puede rastrearse hasta la decisión del presidente Emmanuel Macron de convocar elecciones anticipadas en 2024, tras el avance de la ultraderecha en los comicios europeos.
El resultado fue una Asamblea Nacional fragmentada, en la que Macron perdió terreno frente a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen y también ante la izquierda radical. El escenario ha derivado en un Congreso sin mayorías claras, dificultando la aprobación de cualquier reforma estructural.
Impacto económico: Deuda en aumento y mercados en alerta
La incertidumbre política ya se refleja en la economía. Los costes de endeudamiento de Francia han aumentado significativamente, con rendimientos de bonos a 10 años que superan a los de España, Portugal y Grecia, países que en su momento estuvieron en el centro de la crisis de deuda europea.
El hecho de que Francia se acerque ahora a los niveles de Italia genera preocupación en Bruselas y cuestiona la imagen de potencia económica que Macron intenta proyectar.
De Gaulle y el legado de la Quinta República
Irónicamente, la crisis actual revive la célebre frase del expresidente Charles de Gaulle: “¿Cómo puede alguien gobernar un país con 246 variedades de queso?”.
La Quinta República, fundada en 1958 bajo su liderazgo, fue diseñada precisamente para evitar la inestabilidad crónica de los sistemas anteriores, dotando al Ejecutivo de amplios poderes y un sistema electoral mayoritario. Durante décadas, este modelo permitió alternancias estables entre partidos de izquierda y derecha.
Hoy, sin embargo, el auge de la ultraderecha y la radicalización de la izquierda han fragmentado el tablero político, poniendo en jaque ese equilibrio.
Lo que está en juego
Si Bayrou pierde la votación de confianza, Macron no solo quedaría debilitado, sino que se abriría un nuevo capítulo de incertidumbre en un país que en apenas 20 meses habría visto desfilar a cuatro primeros ministros.
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