El número de fallecidos por el terremoto en Birmania ha superado los 2,400, según datos recopilados por la oposición prodemocrática, mientras que la junta militar reconoce más de 2,000 víctimas. Además, las autoridades castrenses informan que hay más de 3,900 heridos tras el devastador sismo de magnitud 7,7, que sacudió el centro-norte del país el pasado viernes.
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El portavoz de la junta militar, Zaw Min Tun, confirmó a la agencia EFE que el número de muertos asciende a 2,056, mientras que los heridos superan los 3,900. Por otro lado, el Gobierno de Unidad Nacional (NUG), que se opone al régimen castrense y controla ciertas regiones del país, elevó la cifra de fallecidos a 2,418 en su último informe.
«Hasta la tarde del 31 de marzo, el número de muertos confirmados ha ascendido a 2,418, y muchas personas siguen desaparecidas», declaró el NUG, que basa su información en sus propios equipos de rescate y fuentes locales fiables.
Dificultades en las tareas de rescate
A pesar de la magnitud de la tragedia, las labores de rescate avanzan con dificultades. Según el NUG, los equipos internacionales solo han podido llegar a las ciudades de Naipyidó y Mandalay, mientras que otras regiones devastadas siguen sin recibir ayuda.
El panorama es aún más crítico debido a la interrupción de electricidad, internet y transporte, lo que retrasa la entrega de suministros esenciales y la evacuación de los heridos.
Además, las autoridades advierten que las lluvias inminentes podrían agravar la crisis, ya que miles de personas han quedado sin refugio tras el colapso de sus viviendas.
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Denuncias de ataques y falta de ayuda humanitaria
Mientras la oposición declaró una tregua de dos semanas para priorizar el rescate de víctimas, denunció que la junta militar ha continuado con bombardeos en al menos 11 localidades desde que ocurrió el sismo.
Al mismo tiempo, ONGs y medios locales como el portal Mizzima aseguran que el número real de fallecidos podría superar los 3.000, y critican que la respuesta del régimen castrense ha sido insuficiente.
ONU advierte sobre la magnitud del desastre
Cuatro días después del terremoto, la ONU emitió un comunicado donde señala que «la magnitud del desastre sigue siendo incierta», debido a la falta de información precisa y las dificultades de acceso a las zonas afectadas.
«Los hospitales están desbordados, las vías de comunicación han sido gravemente dañadas y miles de personas duermen a la intemperie, temerosas de nuevas réplicas», alertó el organismo internacional.
A esta crisis se suma el cierre de los principales aeropuertos del país, así como los bloqueos de internet y telefonía, lo que dificulta aún más las labores de rescate y la llegada de asistencia humanitaria.
Censura y restricciones a la prensa internacional
En medio del desastre, la junta militar ha denegado la entrada a periodistas extranjeros, argumentando «dificultades logísticas» como cortes eléctricos y escasez de alojamiento.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue presionando para que el régimen facilite el ingreso de equipos de rescate y ayuda humanitaria, en un intento por evitar que la crisis humanitaria en Birmania se agrave aún más.











