El exvicepresidente Dick Cheney, considerado una de las figuras más poderosas y controvertidas de la política estadounidense contemporánea, falleció a los 84 años debido a complicaciones derivadas de una neumonía y una enfermedad cardiovascular, según confirmó su familia a través de un comunicado oficial.
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“Su esposa Lynne, con quien compartió 61 años de matrimonio, sus hijas Liz y Mary, y otros familiares lo acompañaron en sus últimos momentos”, informó la familia Cheney en la nota difundida la mañana de este lunes.
Un político de gran influencia en la era Bush
Cheney fue vicepresidente de Estados Unidos entre 2001 y 2009, durante los dos mandatos del presidente George W. Bush. Su papel fue determinante en la política exterior del país tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, convirtiéndose en uno de los principales artífices de la llamada “guerra contra el terrorismo”.
Bajo su influencia, Washington adoptó una línea de acción agresiva en Medio Oriente, que incluyó la invasión de Iraq en 2003, justificada por la presunta existencia de armas de destrucción masiva, una información que posteriormente se reveló errónea. Este episodio marcó profundamente su legado político y generó un amplio debate sobre su responsabilidad en una de las guerras más polémicas de la historia reciente de Estados Unidos.
De figura conservadora a crítico de Donald Trump
A pesar de su firme ideología conservadora, Cheney fue marginado en los últimos años por el ala populista del Partido Republicano, debido a sus críticas contundentes contra Donald Trump. En múltiples ocasiones, calificó al expresidente como “cobarde” y lo describió como “la mayor amenaza que ha enfrentado la república”.
En un gesto que simbolizó su distanciamiento con el nuevo rumbo del partido, Cheney emitió su último voto en las elecciones presidenciales de 2024 a favor de la demócrata Kamala Harris, también exvicepresidenta, reflejando así la ruptura definitiva con el movimiento trumpista y su defensa de un republicanismo tradicional basado en la institucionalidad y la seguridad nacional.
Una vida marcada por la política y los problemas de salud
Nacido en Nebraska en 1941 y criado en Wyoming, Richard Bruce Cheney desarrolló una extensa carrera en el servicio público. Antes de llegar a la vicepresidencia, fue congresista por Wyoming, jefe de gabinete de la Casa Blanca durante la administración de Gerald Ford y secretario de Defensa bajo el mandato de George H. W. Bush, cargo desde el cual dirigió la Guerra del Golfo en 1991.
Fuera de la política, Cheney también se desempeñó en el sector privado como ejecutivo de la empresa Halliburton, una de las mayores corporaciones energéticas del mundo, lo que posteriormente generó cuestionamientos por posibles conflictos de interés durante su paso por la Casa Blanca.
A lo largo de su vida, Cheney enfrentó graves problemas cardíacos, padeciendo múltiples ataques al corazón desde su juventud. En 2012 recibió un trasplante de corazón, operación que él mismo describió en una entrevista de 2014 como “el regalo de la vida misma”. A pesar de su delicado estado de salud, mantuvo una vida activa y participó esporádicamente en debates políticos hasta sus últimos años.
El “vicepresidente más poderoso”
Durante su gestión junto a George W. Bush, Cheney fue considerado por muchos analistas como el vicepresidente más influyente de la era moderna, gracias a su control sobre las decisiones estratégicas en materia de defensa, inteligencia y política exterior. Aunque las caricaturas que lo mostraban como el verdadero poder detrás del trono exageraban su papel, no cabe duda de que ejercía una enorme autoridad dentro del gobierno republicano.
Su figura dividió opiniones: para algunos fue un defensor implacable de la seguridad nacional estadounidense, mientras que para otros representó el rostro del intervencionismo militar y la erosión de las libertades civiles tras el 11-S.
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