La crisis humanitaria en la Franja de Gaza sigue agravándose. Al menos 453 palestinos han muerto por causas relacionadas con la desnutrición y la hambruna durante los casi dos años de ofensiva israelí, según informó este martes el Ministerio de Sanidad del enclave. Entre las víctimas se cuentan 150 niños, incluidos recién nacidos y bebés de pocos meses.
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Solo en la última semana, entre el 22 y el 29 de septiembre, se registraron 13 nuevas muertes por estas causas, tres de ellas de menores de edad. Médicos locales advierten que muchas madres, también afectadas por la malnutrición, no pueden amamantar a sus hijos, lo que agrava la mortalidad infantil.
Bloqueo a la ayuda humanitaria
La situación se intensificó desde el 22 de agosto, cuando un organismo respaldado por la ONU declaró oficialmente la existencia de hambruna en la ciudad de Gaza y zonas aledañas. Desde entonces, se han contabilizado 172 muertes adicionales por desnutrición, incluidas 35 de niños.
El bloqueo israelí a la entrada de camiones de ayuda humanitaria de la ONU, que ya supera los siete meses, ha limitado el acceso de alimentos y medicinas. Israel justifica la medida asegurando, sin pruebas, que los suministros benefician a Hamás.
Actualmente, la distribución de ayuda se canaliza a través de complejos militarizados gestionados por una fundación estadounidense, lo que ha generado incidentes violentos. Según Sanidad, más de 2.500 palestinos han muerto por fuego israelí en los alrededores de estos puntos de entrega o en controles militares mientras buscaban alimentos.
Hospitales sin recursos y ofensiva en curso
La falta de medicamentos, insumos hospitalarios y personal especializado complica aún más la atención a los pacientes de desnutrición. Todo ello ocurre en medio de los bombardeos israelíes y las constantes órdenes de desplazamiento forzoso, lo que multiplica el sufrimiento de la población civil.
La emergencia humanitaria en Gaza refleja un escenario crítico, donde la hambruna, el bloqueo de ayuda y la ofensiva militar se combinan en una crisis que afecta de manera devastadora a los más vulnerables: niños y ancianos.











