Miguel Uribe Turbay, senador colombiano y precandidato presidencial, falleció a los 39 años luego de luchar durante dos meses por su vida tras recibir un disparo en la cabeza durante un mitin político en Bogotá. El atentado, ocurrido el 7 de junio, conmocionó al país y reavivó el temor a la violencia política que marcó décadas pasadas en Colombia.
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El político conservador permaneció nueve semanas hospitalizado y fue sometido a múltiples cirugías antes de sucumbir a una hemorragia cerebral, según informó el centro médico. Su esposa, María Claudia Tarazona, confirmó la noticia en redes sociales con un emotivo mensaje: “Siempre serás el amor de mi vida. Espérame… y tendremos nuestra segunda oportunidad”.
Las autoridades han detenido a cuatro personas, incluido un menor de 14 años acusado de ser el autor material de los disparos. Los tres adultos, identificados como Carlos Eduardo Mora, Katerine Martínez y William González, enfrentan cargos por tentativa de homicidio y uso de un menor para delinquir. Todos se han declarado inocentes y aseguran haber actuado por órdenes de Elder José Arteaga, alias “El Costeño”, de quien la Fiscalía no ha revelado más información.
Nieto de un expresidente e hijo de la periodista Diana Turbay —asesinada en 1991 por un cártel de la droga—, Miguel Uribe encarnaba para muchos la esperanza de una política renovada. Su muerte fue lamentada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez: “El mal todo lo destruye, mataron la esperanza. Que la lucha de Miguel sea luz que ilumine el camino correcto de Colombia”.
El asesinato ha reavivado el debate sobre cómo enfrentar la creciente violencia impulsada por grupos criminales. Mientras Uribe y otros líderes conservadores defendían una estrategia de mano dura, el presidente Gustavo Petro apuesta por acuerdos de paz que, hasta ahora, no han logrado frenar la inseguridad.
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