Decenas de miles de personas han invadido las calles de las Islas Canarias en una protesta sin precedentes, exigiendo un cambio radical en el modelo de turismo que, según afirman, está dejando un impacto devastador en este paradisiaco archipiélago español en el Atlántico.
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¿Por qué las Islas Canarias protestan contra el turismo de masas?
Los manifestantes, portando pancartas con lemas como «Canarias tiene un límite» o «Canarias no se vende», expresan su descontento hacia el turismo de masas que, argumentan, perpetúa un modelo económico que perjudica severamente a la población local y al medioambiente.
Exigencias y objetivos de las manifestaciones
Los organizadores de estas multitudinarias marchas demandan a las autoridades una regulación más estricta que limite el crecimiento descontrolado del turismo y proteja los intereses de los residentes y la naturaleza.
¿Cuál es la demanda principal de los manifestantes?
Una de las principales exigencias es la detención inmediata de la construcción de dos enormes complejos hoteleros en Tenerife, la isla principal del archipiélago, y una mayor consideración hacia el bienestar de los habitantes y el entorno natural en el desarrollo turístico.
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Alcance y apoyo nacional e internacional
Según informes policiales, alrededor de 20.000 personas se sumaron a estas protestas, aunque los organizadores estiman la cifra en unas 50.000. Además, ciudades como Madrid y Barcelona se unieron con manifestaciones de solidaridad hacia las demandas de las Islas Canarias.
Impacto económico y ambiental del turismo de masas en Canarias
El turismo representa un pilar fundamental para la economía española, contribuyendo significativamente al PIB y al empleo. Sin embargo, en las Islas Canarias, donde el turismo supone un 12,8% del PIB y emplea al 12,6% de la población, la situación se torna insostenible.
Con 16 millones de visitantes el año pasado, siete veces más que su población residente, las Islas Canarias enfrentan una presión turística que agota sus recursos naturales y socava la calidad de vida de sus habitantes, según denuncian los activistas.
Estas manifestaciones no son un fenómeno nuevo. Incluso antes de la pandemia que detuvo el turismo en 2020, ya se habían registrado movilizaciones significativas contra el turismo masificado en España, particularmente en ciudades como Barcelona.
