Alemania recortará el apoyo financiero a organizaciones benéficas que rescatan migrantes en riesgo de ahogarse en el mar Mediterráneo, y afirma que redirigirá esos recursos a abordar las condiciones en los países de origen que impulsan a las personas a migrar.
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Durante décadas, migrantes forzados por la guerra y la pobreza han cruzado peligrosamente para llegar a las fronteras del sur de Europa, y se estima que miles mueren cada año en su intento por alcanzar un continente cada vez más hostil a la migración.
“Alemania está comprometida con actuar de forma humanitaria y ayudará donde la gente sufre, pero no creo que sea tarea del Ministerio de Exteriores financiar este tipo de rescates en el mar”, dijo el ministro de Exteriores, Johann Wadephul, en una conferencia de prensa.
“Debemos actuar donde la necesidad sea mayor”, añadió, al mencionar la emergencia humanitaria en Sudán, devastado por la guerra.
Bajo el anterior gobierno de tendencia progresista, Alemania comenzó a destinar unos US$ 2,34 millones (2 millones de euros) anuales a organizaciones no gubernamentales que llevan a cabo rescates de embarcaciones con migrantes en peligro en el mar.
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Para organizaciones como la alemana Sea-Eye, la ayuda estatal ha sido una fuente clave de financiamiento. La entidad, que afirma que las ONG de rescate han salvado 175.000 vidas desde 2015, recibió alrededor del 10 % de sus ingresos totales —unos US$ 3,4 millones— del gobierno alemán.
El canciller Friedrich Merz, líder de los conservadores, ganó las elecciones nacionales de febrero tras una campaña centrada en frenar la migración irregular, que algunos votantes en la mayor economía de Europa consideran fuera de control.
Aunque el número total de migrantes ha venido disminuyendo durante los últimos años, muchos alemanes atribuyen al tema migratorio el ascenso del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), ahora la segunda fuerza más grande en el Parlamento.
Muchos expertos señalan que los niveles de migración están impulsados principalmente por emergencias económicas y humanitarias en los países de origen, y que el rechazo oficial en los países de destino ha tenido poco efecto disuasorio.
A pesar de ello, autoridades alemanas sostienen que los rescates en el mar solo incentivan a las personas a arriesgarse a realizar travesías que, en algunos casos, resultan mortales.
“El apoyo del gobierno permitió misiones adicionales y, de forma muy concreta, salvó vidas”, dijo Gorden Isler, presidente de Sea-Eye. “Ahora podríamos tener que quedarnos en el puerto, incluso ante emergencias”.
El partido opositor Los Verdes, que estaba al frente del Ministerio de Exteriores cuando se introdujeron los subsidios, criticó la decisión.
“Esto agravará la crisis humanitaria y profundizará el sufrimiento humano”, afirmó Britta Hasselmann, colíder del grupo parlamentario.
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