Los mercaderes de la educación universitaria están de plácemes por la aprobación, por insistencia, de la ley que modifica la conformación del consejo directivo de la Sunedu.
Esto le resta autonomía, pero lo peligroso es que abre la puerta para que los representantes de universidades no licenciadas manipulen el nombramiento de los integrantes del consejo y por consiguiente la elección del superintendente de la Sunedu.
Es decir, ahora los rectores (una copia de lo que fue la ANR) se encargarán de “seleccionar a dedo” al superintendente, y ya no por mérito como se hacía sino por afinidad a sus causas (serán juez y parte). La intención es clara, con el manejo de la Sunedu se pretende facilitar el retorno de las más de 40 universidades denegadas, cuya mediocridad le ha hecho bastante daño a los estudiantes y a la sociedad peruana.
La Sunedu puede tener errores, pero como ente fiscalizador ha contribuido a que la educación superior cumpla con los estándares mínimos para la enseñanza, en cuanto a infraestructura, docentes e investigación. Todo eso se irá por la borda porque la política direccionada y el lobby son más fuertes que el bien común.
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