Los resultados extraoficiales de estas elecciones nos dejan varias lecturas.
La primera y más importante quizás, la decisión de los electores de inclinar su voto por Pedro Castillo de Perú Libre, quien hasta hace un mes era un total desconocido y paria de los debates y cámaras de TV que centraron su atención en los candidatos de AP, APP, Avanza País, Renovación Popular o FP.
Al margen de los resultados oficiales, el efecto Castillo ligado al Movadef es una respuesta a la crisis política; a la desconfianza y desilusión de la población con los políticos. Castillo representa al Perú rural, al ciudadano que sufre por la agricultura, por la educación y por la falta de asistencia en salud. Para ellos representa la esperanza, es el Evo Morales peruano, a riesgo de imponer políticas estatistas.
El contrapeso que pudo hacer la derecha se quedó sesgado debido al gran ausentismo del peruano urbano, en especial de los sectores residenciales quienes prefieren –y pueden-, pagar multa a exponerse a contraer la Covid-19. Si el ausentismo urbano
no hubiera sido tan sustantivo, los resultados hubieran sido más ajustados. Se viene la segunda parte.