Las protestas; bloqueo de carreteras, desmanes y saqueos en los últimos días, son una muestra del hartazgo de la población por 8 meses de desgobierno, pero también una duro revés para el gobierno de Pedro Castillo quien debe reconocer, así no le guste a él y sus socios políticos de PL, que será difícil salir bien librado de la anarquía que él mismo ha engendrado.
El toque de queda desbocado que dejó más de mil millones en pérdidas en el comercio, fue la cereza del pastel de la ineptitud del mandatario quien echó más leña al fuego, pues motivó a tomar las calles a quienes aun tenían esperanza de que enmiende el rumbo de su gobierno; pero, además, a declararse en rebeldía a muchos ciudadanos al no acatar el encierro dictatorial, restando autoridad y legitimidad a su gobierno.
El resultado es que otros gremios aprovechen esa fragilidad e ineptitud del Ejecutivo para organizar y arreciar con una nueva ola de protestas. Unos pidiendo su renuncia a punta de bloqueos; y otros tentando obtener beneficios económicos a costa de la agujereada caja fiscal y el riesgo de una hiperinflación. Los maestros y agricultores siguen en la cola de manifestantes.