Además del cargamontón que se hace al gobierno de Pedro Castillo por los nombramientos irregulares en el Ejecutivo, pues muchos de los que ingresan a puestos claves no cumplen con el perfil que se requiere, hay algo más inquietante: el mensaje simbólico que ministros como Guido Bellido intentan dejar sentado en el país.
El Premier visitó el último domingo a la población de Colquemarca, en el Cusco, pero lo hizo acompañado de un “ejército” de ronderos a pie y a caballo. La estampa folclórica no tiene nada de malo, salvo el desaire a la Policía que está a cargo, de acuerdo a ley, de su resguardo. Este desdén por el protocolo y las normas también se percibe en la decisión de Castillo de convertir Palacio de Gobierno en museo. ¿Desprecio a la institucionalidad y la formalidad?
El detalle de Bellido, como lo es también la propuesta de crear las rodas urbanas contra la delincuencia, no solo resta autoridad a la Policía y el Serenazgo, sino que deja muchas dudas: ¿Intentan crear milicias como en Cuba y Venezuela? ¿Están pensado pagar un sueldo a estas fuerzas paralelas, en vez de reforzar y mejorar el servicio policial y de serenazgo que para eso se crearon?