Desde hace muchas semanas atrás ya se sabía que los mercados eran los principales focos infecciosos del Covid-19. El hallazgo de casi el 60% de comerciantes infectados en Las Capullanas y otros mercados, ratifica la hipótesis.
Igual ocurre en los centros financieros donde la acumulación de personas los convierte en un potencial riesgo, seguido del transporte público y los supermercados.
Si ya se sabe dónde está el virus y cómo se pueden contagiar masivamente, ¿por qué las autoridades no centraron su atención en estos puntos de riesgo? La realidad es que las autoridades no previeron ni pelearon para obtener más muestras rápidas que permitan detectar a los positivos y evitar así que muchas más personas se contagien, manipulando y consumiendo alimentos contagiados.
En este nivel de la pandemia, son las muestras rápidas las que siempre faltan y solo llegan a Piura a cuentagotas y para la foto de las autoridades. Si hubiera más de estas pruebas se podría ampliar el muestreo y detectar a más positivos, cerrando así el cerco. Lamentablemente, seguimos en manos del centralismo y la pasividad desesperante de las autoridades encargadas