El Estado peruano tiene una doble deuda con los escolares piuranos. La primera por la marginación histórica en implementación de infraestructura y equipamiento de escuelas para ingresar a la educación moderna que se exige la era digital. Segundo, por la discriminación que sufren los estudiantes, en especial de las zonas rurales o periféricas de la ciudad.
El Minedu, como ejemplo, sabe que en Piura existen 220 mil escolares que no tienen acceso a la educación no presencial; pero solo aprobó entregar 71.600 tablets. A la hora de la verdad, solo llegan 5.500. ¿Y el resto de estudiantes? A dos meses de concluir el año y con ello el ciclo escolar, ¿qué aprendizaje han tenido esos 220 mil estudiantes? ¿Podrán recuperar las clases pérdidas… quién se las dará?
Mientras la educación en nuestro país no sea equitativa e inclusiva, seguirán dándose estos tratos diferenciados con los escolares que menos tienen. La pandemia en cierta forma, ayuda a desnudar el gran problema de la educación en el país, cuya solución no solo es construir escuelas, sino equiparlas y reducir la brecha digital para que estás sean eficientes en la enseñanza y el aprendizaje.