Vladimir Cerrón es hoy la piedra más grande en el zapato de Pedro Castillo y seguirá allí, lacerándole los callos, mientras el mandatario no agarre al toro por las astas y rompa definitivamente cualquier vínculo que lo una políticamente a Perú Libre. ¿Podrá hacerlo?
Cerrón ha sido hasta ahora la principal fuente de perturbación del gobierno porque se siente con “derecho” a su cuota de poder; a direccionar cambios en el sector público y a nombrar embajadores y ministros; sin embargo, Cerrón no es el único problema que afrontará el mandatario en los próximos meses, descartando la economía, la salud o la educación.
Las otras piedras son la falta de técnicos o profesionales con experiencia en gestión pública. No los tiene y recurre a lo que “encuentre” así estas personas estén cuestionadas. Un ejemplo son los ministros del Interior y Educación. Otra piedra es su silencio prolongado; los vacíos de comunicación están cobrándole su parte, y esto lleva a la falta de transparencia en asuntos que deberían ser públicos, pero que de manera autoritaria, se hacen en secreto. Si los asesores de Castillo no afinan estrategias, estas piedras podrían impedir que empiece a caminar.