Congresistas de PL y el presidente Pedro Castillo –a pesar de las críticas que genera-, insisten tercamente en la asamblea constituyente para el 2022, como si esta fuera la varita mágica que resolverá los graves problemas de gobernabilidad, la crisis económica, política y social que afronta el país en pandemia.
Para darle sustento a ese idealismo asambleísta que se ha impuesto como meta la izquierda, recurren al manoseado discurso de que “el pueblo” lo pide”. ¿De qué pueblo habla Castillo? ¿No se habrá enterado que tiene el 57% de desaprobación a nivel nacional, según las encuestas; incluso, hasta su bastión el sur (40%) lo desaprueba? ¿Cómo puede hacer referencia “al pueblo” si no tiene hoy el respaldo mayoritario de este para tamañas aventuras?
Sin duda, ciertos políticos –creyendo que los peruanos son tontos-, intentan erigirse en portavoces del “pueblo” porque el término aglutina emociones y genera expectativa en los colectivos sociales; sin embargo, es ese “pueblo” el que desaprueba una gestión y el que está en contra de la toma de decisiones autoritarias para imponer modelos que no funcionan en ningún país.