El presidente del BCR, Julio Velarde, dio la voz de alarma al afirmar que el anuncio de Pedro Castillo, de estatizar Camisea, alejarán aún más las nuevas inversiones, mientras que las expectativas empresariales difícilmente se recuperarán como ocurrió en setiembre debido a la incertidumbre que genera este gobierno con claras intenciones de modificar de raíz las reglas de juego de los inversionistas.
El efecto Castillo fue inmediato. La Bolsa de Valores de Lima se fue a la baja en un 1,2%; el cambio del dólar rozó los 4 soles; mientras el precio de algunos productos alimenticios como el pollo, empezaron a subir. Sin contar que algunos partidos políticos, que antes estaban convencidos de dar el voto de confianza al gabinete de Mirtha Vásquez, ahora lo pensarán dos veces.
¿Será que Castillo no alcanza a ver el efecto catastrófico de su demagogia? De ser así, estamos ante un presidente “suicida” e irresponsable porque cada mensaje incendiario no solo afecta y espanta a los inversionistas, sino que golpea directamente el bolsillo de los sectores populares cuyo poder adquisitivo se va al suelo. A este paso, sus asesores deberían prohibirle los discursos de plaza.