El presidente Pedro Castillo y ciertos ministros se han aficionado a dispararse a los pies cada semana. A los alardes revolucionarios y nacionalistas del mandatario, se suma la diatriba incendiaria de su ministro de Justicia, Aníbal Torres, contra el presidente del BCR, Julio Velarde, a quien le llama el gordito “que dice cualquier disparate y que puede irse cuando él quiera”.

La política a veces es el arte de las formas y aunque al ministro y a otras de la izquierda no le guste “el gordito”, Velarde genera confianza en la estabilidad monetaria, en el manejo de las reservas internacionales y las finanzas nacionales. Atacarlo es como apedrear el avispero de la especulación para que el dólar se dispare y con ello los productos de primera necesidad.

El ministro Torres no está enterado aún que en el Perú se ha incrementado la pobreza en un 30%; la clase media decae y con ella el consumo interno. Se olvida que la crisis sanitaria ha contraído los ingresos del PBI y que a nuestro país con las justas le queda oxígeno para terminar este año sin una inflación escandalosa. Por eso, atacar a la única persona que genera credibilidad y confianza a este gobierno es insensatez y torpeza.