En este ambiente de incertidumbre y crisis económica que vive el país, avivada desde el gobierno de PL, sería un suicidio para algún inversor traer su dinero al Perú.
El BCR ya había anunciado que en el 2022 habría cero inyección de capitales privados, lo que se ratifica ahora con la renegociación (con amenaza de nacionalización y con la pistola en la sien) de los proyectos del gas de Camisea.
El mensaje que está dando el gobierno de Pedro Castillo a la inversión privada es claro, pero parece no importarle porque en el fondo lo que están haciendo no es otra cosa que aplicar el polémico ideario de PL, en el cual se establece que se renegociarán contratos mineros, gasíferos, petroleros y hasta de comunicaciones y en caso –la otra parte- no acepte las condiciones del Estado, se nacionalizarán. Ya empezaron con Camisea.
Lo preocupante es que con estas acciones quienes más pierden son los peruanos con menos recursos por el alza de los alimentos, subida del dólar, combustibles y la pérdida de valor de nuestra moneda. Lo que seguirá es la inflación y el desempleo porque al parecer, las ínfulas reformistas de cerronistas, castillistas y bellidistas, no se detendrán.