Parece que Martín Vizcarra la tiene difícil esta vez. Es la segunda vez que un nuevo colaborador eficaz termina por echarlo como receptor de una apetitosa coima de 1 millón 300 mil soles. Lo lamentable para los piuranos es que ahora se incluye en las sospechas de corrupción a uno de nuestros paisanos, el exministro José Hernández.
El mandatario puede culpar de las acusaciones a sus enemigos del Club de la Construcción y hasta a una facción del Congreso que estaría detrás de la postergación de las elecciones, pues intentan aún modificar algunas normas para volver a ser reelegidos; sin embargo, el ruido que se hace en torno suyo ya es preocupante y deja la sensación que, en efecto, estamos ante un nuevo presidente caído en tentación cuando era gobernador de Moquegua.
Hay quienes apuran y hasta ya planifican estrategias políticas en caso caiga Vizcarra antes de terminar su mandato; otros apelan porque sea investigado al concluir su gobierno, lo cierto es que por todos lados se le mueve el piso a Vizcarra y lo grave es que si este cae, es el país y los peruanos quienes sufrirán las consecuencias de la inestabilidad política.