La famosa casa de Sarratea, en Breña, lugar donde se organizó una serie de negocios ilícitos y tráfico de influencias durante los primeros meses de gobierno de Pedro Castillo, parece que tiene competencia: La casa de Nicanor Boluarte, hermano de la presidenta Dina, quien habría utilizado su inmueble, en San Borja, para organizar movidas políticas, negociar puestos en el gobierno; manipular proyectos y hasta nombrar a prefectos y subprefectos.
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Luego del escándalo de la adjudicación de 20 millones de soles a la municipalidad distrital de Nanchoc, por el cual están siendo investigados su alcalde, Noriel Chingel y el propio hermano de la mandataria por presuntos delitos de colusión y tráfico de influencias, aparecen ahora nuevas revelaciones que pone en serios aprietos a Nicanor, al ser acusado de nombrar prefectos y subprefectos, a quienes utilizó para reunir firmas para crear su partido político, Ciudadanos por el Perú.
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Y aunque su hermana saque cara por él, argumentando que puede reunirse “con quien se le dé la gana”, lo que ha venido haciendo Nicanor no es simple ‘vida social’ sino tráfico de influencias que en el Perú es penado.