Para el Comando Covid regional la situación en Piura es “normal”. Aquí no pasa nada, el virus hace su “trabajo” tal y cual se había previsto… un muerto más no significa nada. Los piuranos deberíamos aplaudir la encomiable labor del Gore por mantener a raya a la pandemia; mientras el Estado debería premiarlos con más recursos por tan eficiente trabajo.
La realidad, sin embargo, es otra. Lo indignante es que quieran encubrirla, disfrazarla con el término de “normalidad”, cuando todos saben –sobre todo las familias que duermen en las puertas de los hospitales-, que ya no hay una cama más para los afectados. Detrás de una cama UCI hay más de 20 penitentes casi en agonía esperando, pero gana quien tiene “padrino”, los demás deben esperar a la Divina Providencia.
De allí las cifras de espanto. En lo que va a estos primeros tres meses del año hay más de 3 mil 500 muertos por Covid-19, según el Sinadef. No se sabe cuántos infectados, pero la cuenta no para. Faltó previsión de parte del Gore y sobretodo el apoyo de la población cuya desobediencia está costando caro a muchas familias. Que Semana Santa sirva para la reflexión de muchos.