Buena movida la de Martín Vizcarra ayer en el Congreso. Primero hizo creer que no se iba a presentar y hasta agendó su viaje a Trujillo.
Y casi sin avisar se presentó al Congreso junto a su abogado, Roberto Pereira; pero solo para saludar y tras breve discurso, abandonar el hemiciclo, dejando con los crespos hechos a sus feroces opositores que esperaban desmembrarlo vivo.
Su abogado Roberto Pereira se lució y mostró sus alegatos penales y constitucionales que sustentan la imposibilidad, por lo menos legal, de vacar a Vizcarra; sin embargo, hay interrogantes que hasta ahora el propio mandatario se ha negado a responder y que, en efecto, debería hacerlo para tranquilidad de sus opositores.
¿Es realmente amigo de Richard Swing? ¿Lo recomendó para trabajar en un ministerio? ¿Se reunió en Palacio con este polémico personaje? ¿Son reales los audios?
Hasta ahora solo hay silencio y es lo que la prensa y hasta los propios parlamentarios quisieran saber de sus propios labios. El que calla otorga, reza el proverbio; pero no por mucho tiempo, porque si este proceso llega al Poder Judicial, es seguro que cantará.
Pero eso, llevará buen tiempo.