Los conductores irresponsables parecen no entender que cuando se conduce un vehículo motorizado no se debe ingerir licor. Creen –en su escaso entendimiento-, que a ellos nunca les pasará nada porque aún con sus copas son ‘hábiles’ con el volante.
Tampoco logran discernir que sus malas acciones ponen en riesgo la vida de personas inocentes y totalmente ajenas a sus imprudentes actos.
Solo en esta semana, previo a celebrar Navidad, esa imprudencia, velocidad y alcohol dejaron seis hogares sumidos en la tristeza y el desamparo al perder a uno de sus integrantes. En dos de estos accidentes los protagonistas habían bebido, desoyendo las recomendaciones de que el alcohol altera el estado psicofísico, capacidad de concentración y reflejos. Igual, reduce la atención y la percepción del peligro.
Incluso, la irresponsabilidad es tal que a pesar de existir drásticas sanciones, muchos siguen desafiando a la muerte. En estas fiestas de fin de año, aquellos que conducen no deben olvidar que su insensatez no solo puede matarlo, sino también llevarlo a la cárcel y a pagar una fuerte multa si se ve envuelto en un accidente con víctimas mortales. Están advertidos.