El INPE puso en observación al expresidente golpista, Pedro Castillo, porque le sacó la vuelta y ofreció clandestinamente una entrevista a un medio digital español.
Lo más interesante de ese diálogo es lo que dijo y reiteró con total cinismo: afirmó que no es un corrupto y que no había dado un golpe de estado. Que todo estaba orquestado por la derecha para arrebatarle el poder y hasta culpó a Dina Boluarte de ser una fría y calculadora usurpadora.
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Castillo representa al típico manipulador y descarado que usa el engaño o el embuste sistemático para torcer los hechos y la verdad así esta sea evidente. Una vieja estrategia de grupos extremistas que en el Perú la utilizan para adoctrinar a nuevos adeptos en las escuelas y universidades, en donde les ha hecho creer que no hubo terrorismo en el Perú si no una lucha armada.
La mentira como estrategia de confusión les ha dado resultado a estos grupos violentistas y azuzadores, el problema es que la derecha, ni el gobierno han podido establecer una respuesta más contundente frente a esta corriente de confusión y manipulación de los hechos y la historia que tiene ya más de 30 años.
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