Se termina el año y los problemas de inseguridad, informalidad y la destrucción de pistas persisten, convirtiéndose en el gran pasivo que deberán solucionar las autoridades locales el próximo año. Sobre la inseguridad y criminalidad no se percibe una solución a corto plazo, como tampoco existe una estrategia integral que parte desde el gobierno para hacer frente a las bandas organizadas.
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A lo mucho, se ha impuesto las emergencias, pero las FF.AA. no han solucionado el problema mucho menos sirven como táctica disuasiva. Los robos, crímenes, secuestros y extorsiones no paran. La informalidad, por otro lado, hace lo suyo tomando calles, pistas y veredas. El ejército de ambulantes es imparable y seguirá creciendo por la crisis económica. A esto se le suma el transporte que convierten las carreteras en una selva sin ley ni orden.
En cuanto a las pistas, lo único que se ha podido hacer hasta ahora es parchar algunos tramos, no más, porque con la llegada de las próximas lluvias, estas volverán a ser trampas mortales e intransitables. Una dura prueba para los gobiernos municipales y el Gore, a quienes se les pedirán cuentas a fines del 2024.
