El desastre ambiental en la refinería de La Pampilla no solo contaminó más de 3 millones de metros cuadrados de mar y playas; matado aves y especies marinas, y dejando sin trabajo a miles de pescadores, sino que también desnudó serias debilidades legales y operativas de nuestro país ante una urgencia de este tipo que pudo minimizarse y evitar mayores daños a nuestro ecosistema.
Es claro que no hubo respuesta rápida de los organismos de control como Osinergmin, Marina de Guera, OEFA, entre otros. Su participación fue tímida y retardada lo que permitió que el petróleo se expanda sin control. Igualmente, no hay una legislación clara sobre los protocolos y sanciones, tanto así que hasta ahora no saben cuál será la sanción a la empresa infractora y también a La Pampilla.
¿Quién supervisa los protocolos de maniobras de los buques petroleros que son los que representan un alto riesgo por el contenido que trasladan? ¿Por qué no funcionó el plan de contingencia de La Pampilla? Piura no es ajena a estos desastres, y ojalá esto sirva para tomar conciencia de la importancia de los protocolos y la legislación.