Hace poco, los miraflorinos se deshacían en felicitaciones y halagos a las autoridades regionales, ediles y directivos a través de las redes sociales porque por fin, después de cinco tortuosos años, se adjudicaba la reconstrucción de pistas de los tres sectores afectados por la inundación del 2017.
Los miraflorinos tienen sobradas razones para sentirse felices después de haber respirado y soportado por cinco años el inclemente y nocivo polvo, así como los huecos de las pistas.
Sin embargo, no tienen nada qué agradecer, pero sí mucho que reclamar. Y es que este hecho es un ejemplo de la confusión que tienen algunos ciudadanos, que creen y están convencidos que los funcionarios o instituciones del Estado nos están “reglando” o haciendo un “favor” al ejecutar una obra y, por tanto, debemos besarles los pies.
Deben saber que los funcionarios que elegimos están obligados, por la ley, a ejecutar las políticas públicas en beneficio de la ciudadanía (sin demora), que es la que paga los proyectos y también sus sueldos. Trabajan para nosotros y por tanto, si son ineficientes y negligentes, habrá que cuestionarlos en vez de llenarlos de elogios y agradecerles por su incapacidad.
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