Niños baleados, policías abatidos por asaltantes; extorsionadores que juegan con explosivos de guerra y queman vehículos, sicarios, traficantes de drogas… en fin.
Sería largo enumerar los diferentes delitos que hoy se cometen cada hora en cualquier calle de Piura y sus provincias, donde las bandas de delincuentes parecen sentirse amos y a sus anchas para hacer lo que ellos quieran.
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En efecto, asesinar alevosamente un policía demuestra la ferocidad y peligrosidad de los malhechores que hoy recorren las calles en motos y mototaxis; pero, además, nos deja un mensaje bastante perturbador y claro: nadie está a salvo de ellos y sus fechorías. Combatir esta inseguridad y delincuencia, sin embargo, no es una tarea fácil, como muchos creen.
Y es que no solo se trata de operativos y más policías, sino de ‘inteligencia’ para detectar a las bandas; se necesita que el gobierno reglamente y dé garantía al policía que enfrente a los delincuentes para que en el primero operativo no terminen denunciados por el Ministerio Público; se necesita implementar leyes efectivas y un sistema judicial eficiente, entre otras acciones conjuntas, incluso de educación y formación.