El cuarto gabinete que estrena Pedro Castillo no asegura la calma política en el país.
La crisis –como dicen los más curtidos analistas políticos-, tienen para rato y nadie asegura que el gobierno castillista salga triunfante.
Por el contrario, esto es el inicio de muchas crisis que se gestan porque este gobierno no da talla ni el presidente tiene capacidad para hacerlo, por más gabinetes que juramente.
Igual, un Congreso obstruccionista y con marcado cálculo político que no está dispuesto a sacrificarse por la gobernabilidad del país, no inspira confianza. Mientras tanto, la derecha sigue expectante, no interviene y prefiere observar desde la tribuna como los caviares y la izquierda extrema se muestran los dientes en la esfera pública.
Y son esta suma de crisis las que mantienen al gobierno disperso, sin rumbo y despreocupado en atender las necesidades y las brechas de desigualdad.
¿Cuánto tiempo más necesitará Castillo para aprender a gobernar? ¿Cuántas crisis más serán necesarias para que la ciudadanía tome conciencia del grave problema en que nos hemos metido por la irresponsabilidad a la hora de elegir a los gobernantes?