El utilizar los recursos de las instituciones públicas (dinero, proyectos, vehículos y hasta el proselitismo en las obras que se ejecutan con el dinero de todos) es una vieja, inmoral y vil práctica de quienes carecen de principios y sentido ético, y creen que la administración de una institución (municipalidad o gobierno regional) les otorga el derecho de servirse de esta para sus objetivos y fines políticos.
Hoy existen indicios suficientes que ponen, otra vez al Gore Piura en el ojo de la tormenta, pues es evidente que quienes pertenecen a la agrupación política del gobernador, quieren también conquistar un cargo público y de eso se aprovechan para utilizar los vehículos, la inauguración de obras y hasta las obras de la Reconstrucción con Cambios como méritos propios.
Despojados de toda vergüenza, estos malos funcionarios creen que los piuranos son tontos y que los volverán a premiar con su voto en octubre próximo. Por si se ha olvidado, habrá que recordarles que el uso indebido de los recursos del Estado es un delito y la Contraloría y los propios ciudadanos deben estar atentos para denunciarlos o castigarlos en las urnas.