Lo que ha hecho Pedro Castillo con su cuarto gabinete es irritar más a la ahora oposición caviar, pero también a la derecha que hasta hoy no termina de digerir el “recalentado” servido por el mandatario.
El cascarrabias Aníbal Torres como premier se interpreta como una provocación; salvo que el objetivo es convertirlo en “bala de plata”, pues el interés de este gobierno es desaparecer al Congreso y allanar así el camino para el ideario comunista.
Es evidente que Castillo volvió al redil de PL y prueba de ello es que en este equipo ministerial hay varios cerronistas, algunos de ellos con cuentas con la justicia como el de Salud. El más contento es Vladimir Cerrón quien hizo pública su felicitación a nuevo premier. ¿Será que con Aníbal Torres, además de seguir con la cantaleta de la Constituyente, se asegura también la impunidad de sus juicios?
Más allá de lo remendado de este nuevo gabinete, preocupa la gobernabilidad y el futuro que este pueda tener cuando se presente al Congreso a solicitar el voto de confianza. ¿Pasará la prueba Torres… y si no logra la confianza, se acentuará la crisis política por tiempo indefinido o hasta que alguien caiga o ceda?
