Los congresistas saben que la devolución de aportes de la ONP es cuestionable e inviable, pero aun así, insisten en aprobar su propuesta porque saben que son miles de aportantes los que se sentirán felices hoy y agradecerán el “favor” de ponerles dinero en sus agujereados bolsillos. Nadie responde de dónde sacará el Estado tanto dinero y si este festín no les pasará factura a quienes reciben una pensión.
Pero el espectáculo debe continuar en el Congreso y ya se preparan otros proyectos con tinte populista para ganarse a los espectadores. Uno de ellos es el de Ángel Neyra de FP, quien propone la participación de los trabajadores con el 10% de las utilidades antes del pago de impuestos. No se han puesto a pensar que esto afectaría la inversión privada y la desaceleración de la economía, y por tanto menos fuentes de trabajo formal.
Otro gran proyecto para el “aplauso” es el de poner nuevos límites a la propiedad agraria y con ello, tumbarse a la empresa privada; reducir la exportación agrícola y limitar la demanda de mano de obra de un sector que, en este momento, es el que genera fuentes de trabajo a miles de personas.
