A pesar del ruido político y las críticas por la improvisación, el gobierno de Pedro Castillo se ha propuesto implementar “los grandes cambios” anunciados en su campaña. Uno de estos es la “II Reforma Agraria” que hoy anunciará oficialmente, ante la expectativa de agricultores y la preocupación de empresarios agrícolas, cuya inversión en los últimos 20 años se triplicó generando miles de puestos de trabajo e ingresos al Estado por exportaciones.
Por el momento, la preocupación se centra en las reglas unilaterales que ha establecido el Estado, sin considerar a los gremios que son los más interesados. Igual, inquieta las propuestas que dará a los agroexportadores quienes esperan respeto a los acuerdos tributarios y con ello se genere estabilidad en la inversión.
El fantasma de la expropiación también asoma, pero hasta ahora han garantizado que se respetará la propiedad. Sería interesante no olvidar los proyectos de irrigación, el abastecimiento del agua y se incentive la sociedad de gremios para mejorar el precios de sus productos, así como la capacitación financiera y técnica. Ojalá esta “reforma” no se convierta en un nuevo fracaso en el sector.