Con Pedro Castillo y Perú Libre dirigiendo el país, la política ha tocado fondo. A esa conclusión llegan los analistas que ya no se sorprenden de los escándalos que cada semana aparecen como insignia distintiva de este gobierno, como los nombramientos indebidos en las instituciones públicas y ministerios, que se hacen con tanta avidez como si se repartieran un botín.
Se han otorgado cargos de ministro a investigados y acusados por corrupción y sedición; a rebeldes y destituidos por mala conducta en la Policía; se nombró jefes a funcionarios sin experiencia ni título profesional que los respalde, y hasta a personal con graves cuestionamientos con la justicia por falsificar títulos profesionales o aparecer en la crónica policial como tendera compulsiva.
Lo último y quizás lo más grave ha sido la metida de mano en los ascensos en las FF.AA. generando con ello un remezón sísmico que podría costarle el cargo a Castillo si es que la oposición se lo propone. La incompetencia, el amiguismo, las decisiones erráticas y contradictorias, han sido el día a día en estos últimos tres meses de gobierno de Castillo. ¿Qué más vendrá?