El ministro de Economía, Pedro Francke, confía en que incrementando el sueldo mínimo incentivará el gasto y con ello la reactivación económica.
En economía, el aumento de salarios para alentar el consumo tiene sentido, pero en un momento en que el fantasma de la recesión ronda a las empresas ya golpeadas por la paralización debido a la pandemia, esta medida resulta contraproducente.
No se sabe si el ministro ha considerado que en el país, un gran porcentaje de las empresas están en el rubro de Pymes o Mypes; en su mayoría informales, por lo que subir el salario mínimo, en un estado de emergencia sanitaria, solo contribuiría a golpear a los trabajadores, porque podrían terminar desempleados si es que el empleador tiene que pagar más por su trabajo.
En otras circunstancias, subir la remuneración mínima ha funcionado, pero hoy, de manera populista y sin un sustento técnico, no se puede poner sobre las cuerdas a las empresas privadas con el único objetivo de alentar el consumo; mientras a la minería, la que genera alta empleabilidad directa e indirecta, además de contribuir con la recaudación fiscal, se les cierra las carreteras y socavones.