Además de las torpezas acostumbradas, el presidente Castillo volvió a invocar, en la IX Cumbre de las Américas, la ‘ayuda’ de la inversión privada. Prometió trabajo conjunto entre el Estado y el sector privado; incluso, juró ¡lucha frontal contra la corrupción…!
¿Los inversionistas gringos y vecinos le habrán creído a Pedro? ¿Estarían dispuestos a traer sus capitales en medio de la convulsión política y la creencia que hasta el propio presidente lideraría una organización criminal como lo sospecha la Fiscalía, simplemente porque lo pide Pedro? ¿Se habrán enterado que Pedrito es muy casquivano y contradictorio a la hora de prometer algo…?
Solo habrá que recordar la promesa de no cobrar su sueldo; que juró no conocer a la lobista Karelim López; o que no conocía al dueño de la casa de su bunker en Breña, así como la gran mentira de la constituyente o de no “más pobres en un país rico”, entre otras.
Castillo cree que los inversionistas son tontos y que no se han dado cuenta que ese mecanismo de mentiras que utiliza en su gobierno es lo que está causando un gran daño moral al país, generando desconfianza e inestabilidad imposible de ocultar.
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