Mientras en calles, redes sociales y medios de comunicación se libra una despiadada batalla por el sillón de Pizarro; el bolsillo de los peruanos, sin distingo de clase social, color o sexo, empezó a agujerearse mordido por una economía desbocada a causa del temor que infunde un probable gobierno autoritario y estatista.

En ese sentido, las señales que da la economía son claras y si los zurdos se hacen los desentendidos, es por necedad o conveniencia. El hecho de que PL lidere encuestas al inicio de la segunda vuelta, volvió loco al mercado cambiario. El dólar llegó a S/3,84, cayó la Bolsa de Valores; subió el pollo, el pan, y la inversión privada se retrajo esperando mejores vientos. El mensaje era claro: Una economía saludable no prospera en un gobierno socialista o comunista.

Por el contrario, con la trepada de Keiko Fujimori en las encuestas de los últimos días, ayer nuestra economía volvió a asomar la cabeza y a revitalizarse. El dólar se fue a la baja, se vigorizó la BVL con una subida de 7%, y hasta los extranjeros y las AFP volvieron a invertir. Esto detiene la especulación del billete verde y por lo tanto, el pollo y el pan dejarán de subir. ¿Más claro?