Ha quedado en claro que a este nuevo Congreso no le interesa para nada la crisis devastadora que vive el país con el coronavirus. Menos les preocupa los graves problemas económicos y de salud que atraviesan por estos días los peruanos. Lo que ellos buscan, por encima de cualquier interés nacional, es su propio beneficio político y económico.
Si bien el gabinete de Pedro Cateriano no era el mejor, por lo menos aseguraba estabilidad para seguir adelante en la recuperación de la economía en el país en lo que resta de la gestión de Vizcarra. Ahora todo quedó estancado y el país sumido en una nueva crisis política que se suma a todas las demás crisis que hemos vivido en los últimos cuatro años.
Las consecuencias, lamentablemente, repercuten en la situación económica de todos los peruanos, porque el jaque mate al Ejecutivo no solo lo deja sin gabinete sino que paraliza a todos los ministerios en un momento en que más trabajo y decisión se requiere de ellos. Por lo pronto, los analistas como Apoyo Consultores ratificó la caída en un 50% de la inversión privada y hasta el dólar se volvió a disparar; solo falta que el precio del pollo empiece a volar.