Algunos “creativos” peruanos, enterados que Chile compró 90 millones de vacunas, no se les ocurrió mejor idea que promocionar “viajes turísticos” para que, de paso, se vacunen gratuitamente y alcancen la inmunidad contra la COVID-19. El resultado ya es conocido: Chile prendió la sirena de alarma, cerró fronteras y empezó a deportar a los “turistas” a la mala.
Se entiende que mucha gente está desesperada por volverse inmune a la COVID-19 y se comprende el miedo a caer en uno de nuestros hospitales, y de eso se aprovechan malos peruanos para convencer y poner precio de hasta mil 500 dólares por un “viaje turístico” a Chile para vacunarse de “contrabando”. Sin embargo, nada de lo que nos ofrezcan es tan fácil como lo pintan.
El ministro de Defensa de Chile, Baldo Prokurica, ha sido claro en señalar que su país no está en condiciones de soportar una avalancha de inesperados inmigrantes, muchos de ellos ilegales, engañados por traficantes, aprovechándose precisamente de la expectativa de una vacuna que tal vez no podrán alcanzar. Advertidos están quienes ya hacen maletas para irse a Chile.